05 Ene Big Data. ¿Ángel o demonio?
Cada día se generan más de dos trillones de bytes en información en muchos casos correctamente estructurada. A nadie sorprende que Google 25.000.000.000.000.000 de bytes (25 petabytes), que en Facebook se superen los 3.000 Me Gusta al día o Twitter se vaya acercando a los 500 millones de tuits diarios.
La información es poder y es el nuevo oro de los próximos años, pues gracias a toda la información recavada en la red sobre nosotros muchas aplicaciones nos hacen la vida más fácil, nos resulta mucho más sencillo encontrar lo que buscamos, porque en muchos casos ya se nos muestra de modo personalizado, pero, ¿qué precio debemos pagar por ello?
Desde la casa blanca, en mayo de 2014, se alertó del peligro de los datos en manos de grandes empresas que podían manipular los hábitos de compra o manipular los precios al alza o según sus intereses.
El nuevo gran hermano es el big data y la transacción de datos es un negocio que si todavía no es lucrativo, lo será en breve, tanto en mercados negros como mercados no tan oscuros, porque en muchos casos, por no decir en casi todos, estamos aceptando y compartiendo nuestros datos sin al mayor rubor y sin problema de ningún tipo.
Este ingente número de datos que cada día circulan por la red son almacenados hasta que se requieren por alguna aplicación o empresa y desde el simple uso de un e-mail para enviarnos alguna comunicación, pasando por el molesto spam seguramente se está llegando a límites que de conocerlos nos harían subir las pulsaciones del corazón.
Siempre he dicho que no tardará en popularizarse en lápiz y el papel para nuestras notas y avisos más personales y la privacidad es un valor que conviene ir atesorando, pues será un bien escaso en no mucho tiempo, por no decir que ya desde hace años, pero no nos hemos dado cuenta… ¿o sí?
Eduar Garza